Tendría que empezar a dejar de escribir sobre ti. Mis últimos versos no deberían ir dirijidos a ti. Tú, que tanto daño me estás haciendo. Tú, que derramas mis últimas lágrimas. Tú, que me haces sacar la faceta más depresiva, y escuchar Joaquin Sabina...
Las mañanas empiezan a estar vacías. No, no creas que no hay gente, hay hasta demasiada gente, pero no hay lo más importante, tu sonrisa que alumbra cualquier día. Bueno, me rectifico, alumbraba. Ahora, cada vez que veo tu sonrisa, una pequeña astilla agujerea mi pecho, hasta que el dolor es tan fuerte que me lo tengo que sujetar para que no me duela... Ya ves, y todo por ofrecerme como voluntaria.
No sabes lo que es la vida hasta que no te han clavado una daga ardiendo en el centro del corazón y ha estallado, manchándolo todo de sangre. No sabes lo que es la vida, hasta que no te has emborrachado para curar las heridas, sabiendo que no las vas a cicatrizar. No sabes lo que es la vida, hasta que has encontrado los ideales por los que luchar y partirte la cara hasta sangrar. Pero nunca sabrás lo que es la vida, si no luchas por reconstruir(te), si no peleas por encontrar a quien te ayude hacerlo, ¿y quién mejor que tú mismo?