No sabes lo que es la vida hasta que no te han clavado una daga ardiendo en el centro del corazón y ha estallado, manchándolo todo de sangre. No sabes lo que es la vida, hasta que no te has emborrachado para curar las heridas, sabiendo que no las vas a cicatrizar. No sabes lo que es la vida, hasta que has encontrado los ideales por los que luchar y partirte la cara hasta sangrar. Pero nunca sabrás lo que es la vida, si no luchas por reconstruir(te), si no peleas por encontrar a quien te ayude hacerlo, ¿y quién mejor que tú mismo?



diumenge, 6 de novembre del 2011

Gracias, por volver a entregarme tus mejores sonrisas.

"Nunca sabes lo que tienes, hasta que lo pierdes" típica frase que dice todo el mundo cuando lo pasas mal porque, alguien al que has infravalorado decide poner fin y marcharse sin despedirse. Pero este, no es mi caso. Desde el primer abrazo hasta la última sonrisa, he tenido claro lo que tenía, pero nunca se me ha pasado por la mente llegar a perderlo.
Pero mira, todo llega, por el motivo que sea, y, de repente, el rastro del brillo de tu mirada, fue apagando la luz de mis días... O quizás no fue poco a poco, tal vez habían indicios para verlo, pero estaba tan cegada que me parecieron alucinaciones. Sí, veía que los días eran grises, pero tenía tanto miedo de decir que te estabas alejando, que lo obviaba.
Y me quedé sola, aguardando un regreso que nunca volvía, estando en guardia siempre, por si querías sonreírme, librando una batalla, pero no contra ti, mucho menos contigo... Una batalla yo solita; hasta que vi que era inútil, hasta que decidí recuperarte, al precio que fuese. Pasaron los segundos al olvido, y hubiese deseado que fuesen al recuerdo contigo, pero no lo conseguía, tal vez mi egocentrismo, tal vez tus sentimientos... ¿Quién sabe?
Y, la verdad, no sé como he llegado de nuevo a los abrazos de siempre, a las confidencias de cada día... Pero, prometo haberlo echado de menos hasta el punto de dolor, aseguro extrañar tus mimos incontrolables hasta el sentimiento de vacío... Juro haberte echado de menos.
Mi niña, tan preciosa como siempre, tan adorable como cada día, juro (y mira que no está bien jurar en vano) que tus tristezas se transformarán en alegría cada día, que tus lágrimas caerán, pero siempre que sea para enterrar el dolor, y dar paso a las sonrisas que albergan nuevos sentimientos esperanzadores.
Creo que decir te quiero, está de más, que hacerte llegar un gracias, es innecesario, pero si te queda alguna duda, quiero que sepas que te quiero como a nadie, que te necesito como a todo.

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