No sabes lo que es la vida hasta que no te han clavado una daga ardiendo en el centro del corazón y ha estallado, manchándolo todo de sangre. No sabes lo que es la vida, hasta que no te has emborrachado para curar las heridas, sabiendo que no las vas a cicatrizar. No sabes lo que es la vida, hasta que has encontrado los ideales por los que luchar y partirte la cara hasta sangrar. Pero nunca sabrás lo que es la vida, si no luchas por reconstruir(te), si no peleas por encontrar a quien te ayude hacerlo, ¿y quién mejor que tú mismo?



dimarts, 27 de novembre del 2012

Si te vas, me quedo en esta calle sin salida.

Salgo a la calle buscando tu mirada o tal vez un alma caritativa que me dé una calada y unas risas. Que me saque de esta monotonía en la que se convierte tu ausencia, que me susurre que pronto estarás conmigo, por si se me olvida... Pero no tengo valor, la monotonía y las tinieblas acaban siendo mi rutina y mi vida. Días oscuros donde lo único que se ve son mis ojeras, noches claras que hacen que vuele. Que vuele a buscarte para no encontrarte, no como antes, que era encontrarte sin buscarte.

Y es que no hay nadie que me ayude a sujetar mi corazón cuando se parte en dos al verte subir a ese maldito tren. Trenes que acabo odiando, que me parten no solo el corazón, sino el alma y el pecho; que me roban la respiración y la vida. Pero tampoco me hacen falta, no los necesito. No necesito a nadie, más que a ti, para soportar este dolor que acaba siendo parte de mi vida, este dolor que me hace sentir que estoy viva, que vale la pena volver a sentirlo. Porque si siento ese dolor significa que he estado contigo, que tú me has robado el dolor para darme caricias en mi espalda y besos eternos. Para secarme esas lágrimas de incredulidad cuando te veo bajar de ese estúpido vagón.

Nadie entiende nuestra historia, nadie comprende por qué vale la pena luchar por cinco días cada sesenta. Nadie comprende la belleza de este dolor, la perfección de estas lágrimas que hacen que se corra la tinta. Tampoco me importa. No tengo la intención de explicarles por qué vale la pena. Son demasiados motivos los que tengo para luchar por ti, o por mí, ¿quién sabe? Solo sé que esos motivos son míos, nuestros, y que lo que sepan o dejen de saber está de más. Cuando me vean volar con un beso y morir con un adiós, entenderán que está lucha no solo vale la pena, sino que me devuelve la vida.  

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