No sabes lo que es la vida hasta que no te han clavado una daga ardiendo en el centro del corazón y ha estallado, manchándolo todo de sangre. No sabes lo que es la vida, hasta que no te has emborrachado para curar las heridas, sabiendo que no las vas a cicatrizar. No sabes lo que es la vida, hasta que has encontrado los ideales por los que luchar y partirte la cara hasta sangrar. Pero nunca sabrás lo que es la vida, si no luchas por reconstruir(te), si no peleas por encontrar a quien te ayude hacerlo, ¿y quién mejor que tú mismo?



dijous, 22 de novembre del 2012

Voulez-vous coucher avec moi, ce soir?

            Noche mojada -en cualquier sentido-. Noche de invierno, de frío y fuego. De leña y escarcha en el pelo. Noche de besos apasionados y caricias desgarradoras. Noche frente a una chimenea, de sueños irreales. 

            ¡Cuántas cosas irreales, de momento! Pero ya que me ha dado por evadirme e imaginar imposibles, sigamos. "Cómeme a besos" es lo único que escucho entre mis labios, en cada suspiro que muere en mi oído. Y otro deseo que se cumple. Ese colchón improvisado de cojines y pétalos de rosas nos sujeta con recelo, nos envuelve con soltura. El fuego de esa vieja chimenea da más llama a cada suave mordisco que doy por cada centímetro de tu piel, Hasta llegar al corazón, al tuyo, y robarte la respiración. El calor se apodera de mí, me abrasa la piel y me pide que me acerque más a ti, a pesar de que nuestros cuerpos se rocen. La ropa tiene que ir fuera, no hay otra explicación. Y poco a poco el suave tono azulado que tenían tus brazos, por la sudadera, se convierte en una piel desnuda, ardiendo de pasión. De repente pierdo el control de mis órganos, junto a la ropa, que olvidan por un momento sus funciones para vivir ese mágico beso. No hay nada que se interponga entre tú y yo, excepto el miedo de no verte mañana amanecer y un cojín demasiado alto. Y con ese estúpido pensamiento, un suave movimiento de mano me hace acabar encima tuyo, mirándote a los ojos, hablando con silencios. 

              Silencios y besos que me atropellan el alma. Que me llevan a un camino sin final, de tu mano. Un te amo entre susurros sale de mi boca y una caricia en la mejilla indica que el juego ha empezado. Empiezo a besarte, a morderte el labio y rozarlo con la lengua. A que mis labios se posen en un tu cuello, dibujando el mapa más bonito, ese de la pasión. Y mientras mis labios suben a tu oreja, a contarte la historia más bonita, la nuestra, mi mano acaricia tus labios, los perfila y baja hasta tu pecho, contorneándolos mientras mis labios empiezan a seguir su camino. Besos que recorren tu cuerpo, tus caderas que son el paraíso donde morir y resucitar al mismo tiempo. Pero no hay tiempo que perder y tu respiración entrecortada pide más. Y mi pulso acelerado me suplica que no me pare ahora, así que sigo mi proyecto y me cuelo entre tus piernas mientras mi sonrisa busca tus gemidos. Un dedo, dos dedos, tres, una lengua que se cree ama y señora para acampar por tu cuerpo, que acaba por desplazar cada dedo y que grites mientras yo recaigo en tu pecho, escuchando resonar el último orgasmo de mi sueño.

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