Un recuerdo. Esta vez más doloroso. La primera vez que te cogí de la mano, sin saber bien a donde ir, ni tampoco que decir. Pocas palabras y muchos besos. ¿Quién me iba a decir a mí, que acabaría todo así? Besos apasionados, besos más suaves... Sonrisas. Tal vez no sea detallista, y no recuerde el color de tu pantalón, o no tenga buena memoria y sepa la hora que era. Pero lo que no olvido, lo que no podría olvidar aunque quisiera, es tu mirada. La luz en tus ojos, como hablábamos sin decirnos nada. Como sonreíamos al vernos...
Y ahora, ¿dónde está todo eso? ¿Dónde está el brillo en tu mirada? ¿La magia que había? Se marchó todo, junto a los días de frío y de lluvia. La última tormenta acabó con un nosotras, que ni tan solo existía. Todos los sentimientos desaparecieron de tu corazón y con ellos, mis ganas de sonreír, mi felicidad...
No sabes lo que es la vida hasta que no te han clavado una daga ardiendo en el centro del corazón y ha estallado, manchándolo todo de sangre. No sabes lo que es la vida, hasta que no te has emborrachado para curar las heridas, sabiendo que no las vas a cicatrizar. No sabes lo que es la vida, hasta que has encontrado los ideales por los que luchar y partirte la cara hasta sangrar. Pero nunca sabrás lo que es la vida, si no luchas por reconstruir(te), si no peleas por encontrar a quien te ayude hacerlo, ¿y quién mejor que tú mismo?
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